
10 de octubre: la enfermedad mental contada por ellos mismos
Loco. Un adjetivo que no gusta. No gusta porque tienen nombre y se llaman Alejandra, Fernando o Libertad. Son los protagonistas de este 10 de octubre en el que se conmemora el Día Mundial de la Enfermedad Mental. Son también voz de la Residencia Grupo 5 que acoge, en Alpedrete, a personas con estos trastornos. Una vida difícil donde uno no es dueño de sí mismo.
En una silla de un jardín que rodea al edificio, Alejandra nos mira cara a cara. «Antes de estar aquí, estuve interna en un hospital muy feo. Era otro ambiente: incluso teníamos que trapichear para conseguir una Coca-Cola». Cerca, en la valla que protege la rampa que adapta el chalet a personas con movilidad reducida, se apoya Fernando.
Vivió una situación traumática con la separación de una mujer. De ahí le sobrevino una enfermedad mental de la que tiene tratamiento constante. «Me pasaba el día en la calle, hablando solo y muy alto, hasta que tuvo que intervenir mi hermana», dice. El centro le ha supuesto una vuelta a la vida.
Libertad es pura sonrisa y padece esquizofrenia, la enfermedad más común en este centro. En su cabeza, voces que le hablaban de conflictos históricos. «Soy bereber y escuchaba voces y me sentía perseguida por los árabes», recuerda. En 11 días cumplirá los 30. Ella continúa con su formación y está estudiando Farmacia y parafarmacia. Su sueño.
Apoyo necesario
Se calcula que el 20% de la población mundial podría sufrir algún tipo de enfermedad mental a lo largo de su vida. Ahora, lo más cotidiano, son problemas derivados del estrés en el que la sociedad anda inmiscuida. Trastornos bipolares, ansiedad y pánico son algunos de los ejemplos.
Estos los atiende, entre otras personas, Belén. Es psiquiatra en el Centro de Salud San Carlos de El Escorial y trabaja, fundamentalmente, con jóvenes y niños. «Es posible superar una enfermedad mental aunque, como en todo, depende de los casos y las complicaciones», reflexiona. ¿El objetivo? «Llevar una vida normal».
Ainhoa, directora de Grupo 5 en Alpedrete, sabe mucho de eso. Pasa su día a día en este espacio, escuchando, conviviendo y, por qué no, aprendiendo de las personas ingresadas en él. «Cuando comencé a trabajar en este ámbito, supe que era lo mío», dice sonriente. Eso sí, es innegable que muchas veces, los problemas se los llevan a casa.
Pasear por el centro no es pasear por Shutter Island ni estar inmerso en un capítulo de Los renglones torcidos de Dios, es hacerlo por un entorno de tutela, paz y compañerismo. Y es que la primera estrofa de Turbo Lover, de Judas Priest, la canción que marcó la vida de Fernando, dice que «late tu corazón pero tú, corres a guarecerte».